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domingo, 20 de marzo de 2011

ANÁLISIS DE LA LUCHA DE LA C.A.M. MOVIMIENTO MAPUCHE Y PROYECCIONES


ACCIONES REPRESIVAS HACIA LA C.A.M.

Siempre hemos sabido que la represión era una consecuencia inevitable a partir de la situación de contradicción que vivía la Nación Mapuche y el Estado a raíz principalmente de la demanda  de tierras y la reivindicación del territorio y la autonomía.  La represión ha tenido distintos matices; en un principio fue bastante fuerte, después fue una represión más selectiva y más tarde una represión más ejemplificadora, más técnica y, últimamente, es una represión que conjuga mas elementos que son parte de una estrategia mancomunada que es dirigida a través del Estado mediante una política intervencionista de partidos de gobierno, del  oficialismo.  Es la intromisión, la mediatización y campaña ideológica, propagandística, es el control totalitario de las formas de expresión, principalmente a través de los medios de comunicación con el objeto de desvirtuar la lucha mapuche, creando de esta manera las condiciones para la persecución de los sectores mapuche mas consecuentes.  También tiene que ver con un tipo de  represión donde las orientaciones van más por el lado de los esfuerzos de la inteligencia policial, la inteligencia política, lo que en parte, frenó un poco la barbaridad que podría haber generado una represión más fascista o comprometida con los intereses de la derecha mas dura de la zona, como es el caso de los paramilitares que estaban actuando con orientaciones propias, amparados en los latifundistas más recalcitrantes y financiados por las forestales.

La represión actual es de tipo judicial y política, es la persecución política judicial que en la actual  escenario socio político y en el contexto internacional se tiende a llamar la judicialización o criminalización de las demandas sociales.  Esta línea represiva, inclusive, es una imposición que viene de mandato imperialista ya que desde el Pentágono se orienta a la criminalización de la protesta social o de los movimientos sociales; y la criminalización y persecución de los pueblos originarios es vista como base para sustentar un orden  social  necesario para que no se  afecte los intereses, de los poderosos en la región.

La represión está dirigida al conjunto del movimiento mapuche, pero cobra particular fuerza en contra de la C.A.M., porque es la organización que más se ha comprometido en la resistencia y en llevar adelante los procesos de lucha reales.  En este nuevo contexto, ha sido necesario aprender nuevas formas para dar continuidad a los procesos, ha sido necesario resistir a la represión con nuevos elementos, pero manteniendo eso sí, la  reafirmación de lo propio, de la justeza de la causa mapuche, de los aspectos que están comprometidos, de la dimensión que esta lucha pueda tener y, por lo tanto, la C.A.M. se ha reafirmado  en su práctica política y ha madurado los contenidos  ideológicos de la lucha mapuche y con    esa fuerza se ha emprendido la formación ideológica de la gente para afrontar los nuevos desafíos que nos toca afrontar, formación que pone énfasis en lo valórico y cultural.  Por lo tanto, podemos decir que a la  represión la hemos enfrentado en un buen pie de lucha.

Como consecuencia de la represión de parte del Estado tenemos presos y perseguidos políticos, de nuestra parte se ha asumido la clandestinidad como una forma de hace frente a esta persecución, la vemos además como una adecuación táctica para continuar el trabajo orgánico.  Hemos asumido nuevos métodos para sortear los riesgos de la persecución a través de una mejor disciplina y con una formación  militante cada vez más rigurosa que permita afrontar con un compromiso mayor la difícil realidad de una  clandestinidad activa.  Esta nueva  faceta en la lucha, es posible gracias al apoyo con que se cuenta desde las comunidades, también sobre la base de la reafirmación política, ideológica y valórica que tienen estas comunidades, que son las de más avanzada y experiencia en el plano de la autonomía y  la resistencia.  Si no se hubiesen dado estas condiciones, no hubiese existido la posibilidad de que pudiéramos hacer frente a la arremetida de las fuerzas represivas.

Producto de la represión también hemos sufrido consecuencias a nivel  de organización.  En especifico se han dado algunos desprendimientos de grupos y gente cercana a la C.A.M.  De alguna manera estos grupos, han reacomodado sus posturas y han entrado en cuestionamientos de nuestra línea política, sin embargo esta expresión es minoritaria, son desprendimientos pequeños que no causan mayores estrago o desmoralización en las filas de la C.A.M., sino al contrario, creemos que necesariamente es parte del proceso de  lucha mapuche, como lo dice claramente un refrán que señala que se separa la paja del trigo y va quedando lo más granado.  Por lo tanto, los mejores elementos van quedando con la postura, en la  línea y en la consecuencia programática que se planteó, y estos desprendimientos producto de cuestionamientos sin mucha base,  se deben a la  insuficiencia política ideológica de los detractores que a la larga asumirán otras posturas más entreguistas, de pactos, de búsqueda de otras alternativas y que a nuestro juicio, no están a la altura de los procesos que se llevan adelante en la lucha mapuche.

Haciendo referencia particular al juicio por Asociación Ilícita Terrorista que se ha  montado en contra de la C.A.M. consideramos que éste responde a una estrategia general que ha asumido el Estado y la administración gubernamental , que como estrategia tiene varias formas de asumir el conflicto mapuche.  Por una parte, el problema de las movilizaciones ha generado una suerte de riesgo a las inversiones transnacionales, principalmente en las zonas de conflicto, por lo que se han visto obligados a  criminalizar y perseguir la causa mapuche.  Primero, hay una represión de hecho, una represión que tiene distintas manifestaciones, una represión directa policial, pero que está básicamente sustentada por el aparato político judicial, por lo tanto aquí se ha hecho presente  varios juicios en contra de comuneros y en contra de la organización que está más a la vanguardia de la lucha mapuche, en este caso la Coordinadora Mapuche Arauco Malleco.  Sin embargo, esta estrategia de persecución política judicial no es la única con la que se hace frente a la lucha de las  comunidades en conflicto, sino que también hay un aspecto que es central dentro de esta estrategia y es la de silenciar el conflicto mapuche o darle una forma como el Estado quiere presentarla, se pretende restarle importancia a las movilizaciones y a la existencia de un conflicto con el Pueblo Mapuche; la idea es mantener una imagen hacia lo internacional y también mantener una imagen a nivel interno de la sociedad chilena y hacia las distintas expresiones que puedan  compartir o simpaticen con nuestra lucha.

Por otro lado, creemos que más allá de la intervención política y la  persecución policíaca judicial,  y el claro silenciamiento de que somos objeto de parte de la mayoría de los organismos estatales de opinión, así como de los medios de comunicación de masas que, obviamente, al ser de propiedad de los dueños de las inversiones transnacionales en territorio mapuche, hay un tercer pilar que también central en esta estrategia en contra de los mapuche y es la aplicación de una política social de tipo paliativa y asistencialista para contener al resto de las comunidades que no están comprometidas con reivindicaciones  territoriales.  Esta  ultima  medida, tiene como objeto claro quitar la base necesaria al movimiento mapuche  y así evitar que se levante una propuesta mas avanzada en el terreno de la autonomía y la liberación.

Para el Estado la persecución política judicial, la idea de un juicio de este tipo hacia la organización que lidera las movilizaciones, es la forma de ejemplificar y de señalar al movimiento mapuche y al Pueblo Mapuche en general de las consecuencias que pueden traerles si se levantan demandas de tipo reivindicatorias que afecten los intereses de un modelo de desarrollo económico que sustentan.  Por lo tanto, nosotros consideramos que este juicio por Asociación Ilícita Terrorista fue bien planteado desde el poder de dominación, desde las autoridades,  y es consecuencia  de lo  que significa el conflicto mapuche para el Estado chileno.  Los anteriores juicios y, principalmente el de Asociación Ilícita, tienen ese objetivo, perseguir, criminalizar y castigar a todos aquellos que se movilicen y se organicen en relación a los derechos políticos y territoriales de la Nación Mapuche.

Por lo anterior, es que consideramos que este juicio ha tenido características desmesuradas, de ahí la importancia que tiene el manejo o el tratamiento que se le hace al tema de parte del poder, y esto obedece principalmente a las orientaciones que vienen de un nivel superior, del imperialismo norteamericano, porque en el último tiempo sus analistas han sacado sendas conclusiones al respecto de lo que podrían significar las movilizaciones de los indígenas a nivel latinoamericano, por lo tanto han definido que es de vital importancia contener éstas luchas a través de la criminalización y persecución de las  organizaciones más libertarias y en ese sentido la criminalización es el instrumento político y jurídico para validar la represión en contra de los pueblos indígenas que luchan por sus derechos.

En Chile esta línea ha sido avalada o bien vista por los sectores comprometidos en el conflicto, porque de alguna forma responde a la estrategia de mantener y proyectar los intereses de las transnacionales en territorios en conflicto.  Ahora bien, por lo mismo nosotros hemos definido que este juicio es esencialmente político por las características que le asigna el Estado y en relación a los intereses de los poderosos en la zona, por que se hace defensa de los intereses de un sector en detrimento de nuestro Pueblo, es un tipo de persecución política frente al movimiento mapuche y no tendrá características de imparcialidad, no se darán  juicios justos, por más que se pregone que la reforma procesal  signifique un avance en el tema de la justicia, es todo lo contrario, estamos en presencia de un reordenamiento de la justicia en Chile que busca instrumentalizar el poder judicial como una herramienta para reprimir las causas justas de sectores  golpeados por el sistema y de la legitima lucha de nuestro Pueblo.

Documento resultado de la conversación que sostuvo la revista Weftun con dirigentes de la C.A.M.
FUENTE Y DOCUMENTO COMPLETO:  http://www.weftun.cjb.net/

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